Marco Asensio volvió a sentirse futbolista en el duelo que enfrentó a Real Madrid y Valencia en el estadio Alfredo di Stéfano. Desde aquella madrugada española, tarde estadounidense, de julio, han pasado nada más y nada menos que 330 días. Aquel día, en un partido amistoso ante el Arsenal, su rodilla se rompió. Por delante, 330 días de sufrimiento, trabajo y esfuerzo que se vieron recompensados en la primera pelota que tocó.
Zidane decidía darle entrada en el minuto 72 y no había transcurrido un minuto cuando Mendy centraba y de primeras golpeaba una pelota que terminaba besando las redes del Valencia. Asensio lo celebraba mirando al cielo mientras el equipo le abraza, posiblemente se acordaba de su madre. Presente siempre en su vida. Y sus compañeros, Zidane, cuerpo técnico y el madridismo en general gritaban de alegría. Y es que, ese tanto, a parte de que encarrilaba el partido, era recoger los frutos a tanto trabajo.
Todavía tuvo tiempo para dar una asistencia. Un pase que hizo bueno Benzema. El mallorquín corrió por el costado diestro, recibió un balón de Kroos, cedió a Karim y el galo, que es un mago, domó la pelota para hacer un golazo espectacular que ponía la guinda a una gran segunda parte de los madridistas.
La última vez que Asensio jugó un partido oficial fue con España ante Suecia en el Santiago Bernabéu un 10 de junio. Un 19 de mayo jugaba su último partido oficial con el Real Madrid ante el Betis. Y su último tanto fue en la noche que los blancos cayeron eliminados frente al Ajax en Champions. Todo esto ya son recuerdos, la pesadilla ha pasado y su presente es prometedor. Asensio está de vuelta.
Asensio sigue teniendo estrella. El mismo joven que debutó en cada competición con el Real Madrid haciendo goles, vio toda su carrera frenada en aquel fatídico amistoso. Temporada perdida y posiblemente Eurocopa, pero si algo bueno se puede rescatar de este maldito coronavirus es que a Marco le ha permitido recuperarse para llegar al tramo final de la temporada. Sin duda, el mejor fichaje de Zidane junto a Hazard. Y para la Eurocopa de 2021, un regalo para Luis Enrique.